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miércoles, 9 de mayo de 2012

VIAJES Y TROTAMUNDOS

Los viajes se emprenden cuando uno está preparado para ello. Nada tiene que ver si tenemos la cartera suficientemente repleta, si todo nos va a salir a pedir de boca, si creemos tener el suficiente encanto como para salir airoso de todas las situaciones en las que nos podamos encontrar....
Viajar siempre lo hemos relacionado con vacaciones, aventuras, salirse de la rutina diaria, ir a lugares fantásticos y lejanos de nuestra imaginación... mil y una razón que nos hacen escapar de la realidad que nos rodea con solo mentar la palabra: viajar. Viajar es sinónimo de experiencias y de conocer a otras gentes de distintas culturas, pensamientos y costumbres, influyendo también el como se realicen esos viajes, y si estaban los mismos en sus planes y sueños. Alguien que conoce muy bien los viajes, entre otros, son los Trotamundos, puesto que, en cierta manera, ellos han escogido ser lo que son y esa clase de vida de nómada viajando de un lado para el otro del mundo. Estos personajes siempre están ligados, o se empeñan en ligarlos, a historias, cuentos y leyendas urbanas, las cuales pueden o no ser ciertas.
Esta es la historia de uno de ellos y de sus viajes:

"Como cada mañana, la cartera vacía, el bolsillo... bueno, el bolsillo con algunas monedas y en ocasiones con algún que otro billete arrugado, pero esta, no. Por techo... cualquier techo urbano de los muchos que pueden haber en cualquier ciudad, y en cualquiera de sus calles o rincones más apartados y discretos para dejar descansar tranquilamente el cansado cuerpo de un trotamundos. Y en uno de esos rincones discretos y tranquilos, un trotamundos despierta entre cartones y mantas, y el abrazo de los sueños que lo van dejando en la cruda realidad de su existencia. Sin embargo, para este trotamundos, esto no parecía ser ningún tipo de trauma o tristeza, que le obligara a ir siempre con la cabeza baja, y el espíritu amargo. Como cada mañana, siempre afrontaba el comienzo del día con una sonrisa, aunque el día anterior la vida le hubiera abofeteado la cara con la mala fortuna. Como cada maña recogía de entre los cartones y mantas que le había valido de lecho y casa, sus pequeñas pertenencias y las guardaba con cuidado y cariño, cuidadosamente en su mochila, para, con una calma adquirida por la propia experiencia de la vida, comenzar a caminar por las pocos concurridas calles en los amaneceres, en busca de su sustento diario. Y como cada mañana pensaba: "No es tan malo viajar. Voy allá donde quiero, como quiero y cuando quiero, sin pedir ni dar explicaciones a nadie" Y se alegraba por esto, pues lo consideraba un privilegio, un privilegio que pocos se podían permitir. 
"Aprendo de las gentes con las que me encuentro en mis viajes, de sus experiencias y conocimientos" Seguía pensando. Y esto también le producía satisfacción. No era ministro ni rey, diplomático o empresario, ni tan siquiera era una persona importante, pero esto no impedía que conociera a tantas gentes y lugares como estos magnates que viajan a golpe de sustanciosos talones y primas.
Nada parecía echarle atrás, ni tampoco entristecer su espíritu o eclipsar sus ganas de vivir.
"Después de todo, siempre se consigue un jergón donde dejar caer nuestros huesos, y una comida decente. Después de todo esto de ser trotamundos no es tan malo"
Con estos pensamiento, como cada mañana, emprendía su eterno camino, su eterno vagar entre los muchos mundos de este mundo. No siempre su cartera "rebosaba salud", y sus bolsillos tenían el suficiente peso como para tocar esa "dulce melodía de los metales", tampoco iba vestido a la última, pero sus ropas, aunque un tanto anticuadas, siempre estaban limpias y cuidaba de ellas, porque sus ropas no solo vestían su cuerpo, también lo protegía y decían de él, mucho más que las absurdas criticas que recibía día sí, y día también.
Pocos sabían, como él, que  para viajar no solo bastaba con viajar; había que aprender a viajar, aprender de los sentidos de la voz de nuestro interior, y ver las cosas como las vería un niños cuando viaja por primera vez. El imperio de los sentidos, en esos momentos, se apodera de nuestra ser y nos hacer ver las cosas de distinta manera, así como la forma nueva con la que vamos a afrontar esos viajes.
"Un trotamundos tiene ventaja" Solía decirse muchas veces "No importa lo material. Esto no impide que se consiga aquello que se desea cuando queremos viajar, porque en el camino y los viajes encontrare siempre aquello que necesite"....

Seguirá...

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